Inquietantes desapariciones en las
Lagunas de Villafranca de los Caballeros y ante el desconcierto de las
Autoridades, tienen atemorizado a todos sus lugareños.
Un antes y un después, de los misteriosos hechos acaecidos |
Todo empezó hace unos meses, pero
ha sido en las nieblas de los finales de los otoños, donde la preocupación ha
ido en aumento. Hasta hoy en día no hay explicaciones. El Director de las
Lagunas, las Autoridades locales y los Técnicos Medioambientales tratan de dar
con una terrenal explicación, que de momento tarda en llegar. Mientras tanto la
intranquilidad de los vecinos se palpa en el ambiente, donde nadie se atreve
hablar, pero son los susurros a medias voces, entre miradas de desconfianza, lo
que hace sentir que los lugareños, los hasta ahora grandes defensores de este
espacio natural, están próximos al pánico.
Majetuosidad, entre carrizos, de la caseta desaparecida. |
Todo comenzó a principios del mes
de noviembre, cuando una cuadrilla de trabajadores, siguiendo un plan
medioambiental de la Comunidad Autónoma, comenzaron a construir una caseta de
observación en la laguna Chica de Villafranca de los Caballeros. Lugar
solitario, donde solo existe el susurro
de los patos y patas, en pugna con intromisoras
gaviotas reidoras por los espacios lagunares, entre otra interesante avifauna
conviven. En este apartado lugar silencioso es donde los días de niebla se vuelven misterioso,
rompiendo los tensos silencios bajo graznidos indescriptibles, que parecen
salir de las entrañas de sus profundos cenagales.
Así una mañana, nadie supo dar
explicaciones convincente a la
desaparición de una caseta de observación, haciendo saltar las alarmas y los
teléfonos, sonando hasta intempestivas horas –Ha desaparecido-, -¿Sabes algo?-, -¿Cómo
puede ser?-, … se intercambiaban mil y un interrogantes entre los distintos
niveles de responsabilidades del espacio natural. Las Autoridades Locales trataron
de explicar lo inexplicable. Mientras la población, Cheleros y Cheleras, ante
tan peregrinas explicaciones les comenzó a invadir un denso frío que les hacía
callar y sólo murmurar, cerrando puertas y ventanas a cal y canto, resurgiendo
en susurros la leyenda que siempre se ha transmitido de padres a hijos – las
Lagunas tienen vida-.
Desde aquella noche, la población
vive en una inquietante desaparición, cuyas dudosas explicaciones solo hacen crecer
la leyenda que ha pasado de padres a hijos “Las lagunas tienen vida”,
manteniendo una duda con cierto temor ¿Cuánto tiempo se mantendrá, entre estas
noches de graznidos brotados de entre las nieblas, la nueva caseta en la zona perilagunar
de la Chica?.
Lo que si hasta ahora se ha dado por cierto y que nadie pone en duda es que no ha sido la
verde madera de la caseta la que ha cobrado vida y se ha dado por patas.
Una parte de las lagunas de Villafranca, zona que desde aquellos fatídicos días se encuentra invadida por nieblas inquietantes.s |