Mira tú por donde, después de unos
días averiado, y a pesar de mi lenta recuperación de las “bisagras”, decido
combinar un lento trote con mezcla de paseos en las primeras horas de la mañana.
¡Sorprendido! Los aledaños del
Cerro están bisoñamente tomados, grupos
de críos y crías, se posiciona gritonamente entre los merenderos. Al fin y al
cabo, ¿quién no ha sido jovencito? donde la “ansias” se disparan por cada poro
del cuerpo. La verdad que una cierta envidia dan, pero la juventud, al igual
que otras fases de la vida sólo pasa una vez.
Me he entretenido algo más de la
cuenta. El recorrido no era amplio, pero al ir lentamente, a veces hasta da
tiempo para reposar vista y hablar en los silencios. De la avería, lo único que
de esto hay, es que tengo que tomarlo con calma y sin prisas. Ya veremos cómo
ando para la Chelarace.
Subo al cerro, quiero alcanzar las
vistas desde el mirador. Me anteceden varios críos que lanzan una bolsa de “noseque”
a la tierra. Me agacho, aquello que me permite la bisagra, y la recojo. Oigo
carcajadas y un comentario en alto “Ahora, dirá que no tenemos conciencia”.
Subo a lo alto y miro hacia lo largo, que mañana y que escasez de agua para las
fechas que estamos. Me da que este año las lagunas van a sufrir un duro revés,
al fin y al cabo algo debemos estar haciendo mal o sólo le echamos la culpa al
tiempo.
“Ahora, dirá que no tenemos
conciencia”. No conteste, ni me inmute, al fin y al cabo era un crio revuelto
en infantiles testosteronas que por suerte, y de esto estoy convencido, son
jóvenes que tienen conciencia, porque están educados desde la información y
tienen conocimiento y conciencia de lo que nosotros en otro tiempo carecíamos.
Ellos saben lo que es el medioambiente, ellos saben del perjuicio que se causa
a uno mismo a través del maltrato a la naturaleza, ellos han aprendido en
libertad y saben más porque su saber ha sido en base a la lógica y métodos de
enseñanza amparados por experto psicólogos, pedagogos y eruditos en la materia
de enseñanza. Realmente son personas mejor preparadas y ellos serán los adultos
bien aprendios. La desgracia de todo esto es que en el anonimato y dentro del
grupo que los define no han aprendido a ser “héroes”, porque cuando uno está
dentro de “la manada” se aborrica y se deja llevar hasta por lo que no creen,
anulando su capacidad de decir no.
Cada edad tiene su momento y ser
joven es un momento con un importante ingrediente de diversión. ¡Aprovechadlo!,
pero no hay que olvida que el decir no, también es un momento que tiene su
“punto”, y es bueno practicarlo.