Observatorio, 25 de enero 2014 |
La capacidad que el ser
humano tiene para observar, está definida por el objeto concreto de esa
observación, no es lo mismo observar científicamente o investigativamente, y
dentro de cada una de estas observaciones, según la búsqueda, le seguira un
método, racional y lógico que justifique sus resultados.
Dicho esto parece que
observar, viene a ser un acto que requiere un esfuerzo y conocimientos (de saber), quiero con ello
decir, que esta capacidad especifica de atención parece estar más cerca de la
faceta laboral.
Pero al igual que los grandes avances utilizados bajo criterios
labores y de su puro rendimiento, muchos han pasado a ser parte de de nuestra
vida cotidiana, para aportarnos calidad de vida y comodidad.
Consecuentemente, observar,
en el ámbito de nuestro ocio, se convierte en placer, y de esta atenta mirada,
además de producir una evasión bucólica de los problemas diarios, esta misma
observación nos produce ell placer de disfrutar y entender lo que nos rodean.
Si a esta atenta observación “ociotica”, le añadimos la posibilidad de hacerlo
de manera cómodamente desapercibido, obtenemos la pura satisfacción de ver las
cosas como son sin nuestra intervención, es decir el ocio se convierte en pura
magia.
Hace meses, dentro de mi
correr por nuestras lagunas observe que en la lagunas Chica se había instalado
un observatorio. Su ubicación ideal, su construcción adecuado al entorno, su
interior en proporciones y capacidades adecuadas, con posibilidad de sentarse y
de abrir y cerrar ventanas, en definitiva han instalado el elemento adecuado
para observar, él que así lo desee, de manera ociotica.
Han pasado los meses, y
alguna que otra visita he hecho, el pasado 4 de abril (viernes), fue mi última
presencia en el susodicho y referenciado observatorio. Abrí la puerta, entre,
cerré y observe: Suciedad, ventanas rotas, tablillas por los suelos. Observe un
observatorio que mostraba unos pasos agigantados de deterioro intencionado,
irrespetuoso, de personas-animalescas que han de ser adiestrado en la educación y el
respeto, antes de poder hacer uso de estos “aparatos de observación ociotica”.
Creo que no estamos para
tirar ni mondas de naranja, porque con ella podemos hacer compost, también creo
que aun sabiendo que edificaciones como estas van a sufrir un doble deterioro:
1.-El normal del tiempo y uso 2.- Y el
más destructivo que es el del humano-asilvestrado. Dicho lo cual, queda como
verdad observable y demostrable, tanto científicamente como empíricamente, que
el deterioro de un objeto se producen por dos fuerzas: La del desgaste y la de
la destrucción.
Cuando se toma la
determinación de poner un objeto en un
lugar que está sometido a estas dos fuerzas de desgaste y destrucción, se ha de
ser capaz de articular las formas y maneras para un adecuado mantenimiento,
porque si esto no se produce añadimos otra tercera fuerza de destrucción que es
la dejadez o despreocupación.
Y cuando se dan las tres de
(desgaste, destrucción y dejadez), ocurre que con lo mal que andamos, sólo
hemos sido capaces de tener la naranja en las manos, de destrozarla en la monda
y de tirar gajos y monda, sin tan siquiera ser capaces de hacer compost por
pura dejadez. Eso sí, culpable la crisis.
Para animar un poco a la
observación ociotica, aquí una muestra de dos tipos de patos, quizás me
equivoque en sus nombres, lo que es cierto es que patos son porque en las aguas
flotan:
Laguna Chica, 04/04/2014 Pato Colorao |
Laguna Chica 04/04/2014 Pato Cocacolo |
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