lunes, 6 de enero de 2014

El Baño Invernal desde mi cámara


Tras ver el viento como zarandea las aguas de las lagunas, que desde una visión bajo horizontal parecen olas de a siete metros; piensas en mañana. Son los robustos arbustos de taraiz, que circunvalan las orillas laguneras, los que anuncian que ante este tiempo muchos se rajan y caen abatidos en supino vencimiento ante este temporal.

Ante las dudas del cuerpo surge el fuerte convencimiento - si caen chuzos de punta, mejor que mejor-. Es el bullir de la gallina revuelto con pollo, adornado bajo zanahorias y puerros, que extienden los garbanzos alborotados, lanzando sus vapores hasta penetrar en todo el alma para decirte,- ¡tranquilo!. El saboreo de este jugoso caldito te resucitará-.

Barqueros, voluntarios y un pulular de cincuenta y más comienzan a ir de allá p´ca, organizando y preparando.

Comienza el ambiente.

Con la I Carrera de Barcas planas a remo con pértiga, descubro que el arte antiguo del remeo se mantiene en las sangre chelera, con leche y con ganas. Estos barqueros nos muestran un espectáculo de fuerza y destreza, que ni la fuerza del viento pudo vencer a estos artesanos de la pértiga; donde trofeos de hierro, domados con fuerza y “Quimera”  de la mano de Eladio, laureo las artes  de estos barqueros.

El ligero viento combinado con la temperatura ambiente de 7 grados más 6,7 grados  en las aguas laguneras,  dejaban una sensación térmica de 2 grados, que obligaba a mantenerse en condiciones óptima de ropajes para zambullirse las aguas.

Sería el animado y numerosos público el que  en súbito: “las aguas son nuestras”, lanzan a casi una treintena de intrépidos bañistas para, en saltos y bullicios, ir a la conquistas de las aguas bajo sensaciones congelantes, que, curiosamente, hogaño por esa sensación térmica  los momentos de agua cuerpo son menos chocantes y más de decir -¡chicos! ¡chicas!, vamos, todos pa´dentro, que se en el agua se está mu ricamente-.

A quien no fue necesario animar fue a Pedro y Miguel que nos sorprendieron en un nadar y nadar, cubriendo  más de 200 metros de aguas frías, frías y frías.

Y todos fueron unos valientes, porque bajo una pizca de locura se creó un gran ambiente, haciendo visible Nuestras Lagunas. Para héroes nombro a dos “jóvenes”, aunque veteranas en edad, la tía Paquita que nos demostró con su chapuzón que está hecha de un buen barro y la Andrea que otro año más nos arrastró con su jovial energía.