lunes, 16 de mayo de 2016

Lustrosas

Un otoño escasamente lluvioso y un invierno sin nieves bajo temperaturas sorprendéntemente altas han ido cerniendo una neblina angustiosa en los adentros de esta parte de los humedales.
Camino hacia las lagunas d Villafranca
 Con temores y bajo comentarios hemos visto el vaso lagunar de la Grande y la Chica en un horizonte que dejaba una desecada orilla. Extraño tiempo que obligaba a una batalla desigual, donde las temibles armas de la sequía hendían sus filos dejando un reguero de rojo blanquecino en un campo de batalla extenuado y desolado.
En la casa del Guarda
 Eran espesas nieblas que nunca han ocultado el hilo de esperanza. -corre el Gigüela-, -al Caz le entra agua-,... siempre, por todos, se realizaba un seguimiento temeroso, pensando que hay margen de tiempo.
Pasarela entre la laguna Chica y Grande
 Primavera sorpresiva, pero como de las que debe ser. Lluvia, charcos, barro, escorrentía, sonido bullicioso de las aguas del Giguela. -a penas se nota-, -van despacio-, -suben poco a poco-,....
Agua y cielo
 El otro día, Jose Luis, el de la Jorja, me dio la clave, al decirme: -ahora las lagunas, comienzan a estar lustrosa- y me explicaba que al venir desde Quero y cuando ves la extensión lagunar, debido a
los años de observación y seguimiento, percibes cuando la presencia y porte de los humedales se espanden y viven. Cuando esto me explicaba realizaba unos movimientos de cuerpo en crecimiento, acompañados de abombamiento de brazos encorvados y manos en progresiva expansión, que sincronizaba con una alegre sonrisa.
Atardecer de capotazos entre aguas

Entre el cielo y la tierra se ha interpuesto una extraña maraña, que hoy bajo húmedas gotas de agua nos traen esperanza y unas lagunas lustrosas dispuestas a eclosionar.! Como debe ser!.
Maraña
Ventana a la esperanza y a la laguna Chica

Primavera, mirando por la Dehesa

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