martes, 23 de mayo de 2017

No tenemos Conciencia

Mira tú por donde, después de unos días averiado, y a pesar de mi lenta recuperación de las “bisagras”, decido combinar un lento trote con mezcla de paseos en las primeras horas de la mañana.

¡Sorprendido! Los aledaños del Cerro están bisoñamente tomados,  grupos de críos y crías, se posiciona gritonamente entre los merenderos. Al fin y al cabo, ¿quién no ha sido jovencito? donde la “ansias” se disparan por cada poro del cuerpo. La verdad que una cierta envidia dan, pero la juventud, al igual que otras fases de la vida sólo pasa una vez.

Me he entretenido algo más de la cuenta. El recorrido no era amplio, pero al ir lentamente, a veces hasta da tiempo para reposar vista y hablar en los silencios. De la avería, lo único que de esto hay, es que tengo que tomarlo con calma y sin prisas. Ya veremos cómo ando para la Chelarace.

Subo al cerro, quiero alcanzar las vistas desde el mirador. Me anteceden varios críos que lanzan una bolsa de “noseque” a la tierra. Me agacho, aquello que me permite la bisagra, y la recojo. Oigo carcajadas y un comentario en alto “Ahora, dirá que no tenemos conciencia”. Subo a lo alto y miro hacia lo largo, que mañana y que escasez de agua para las fechas que estamos. Me da que este año las lagunas van a sufrir un duro revés, al fin y al cabo algo debemos estar haciendo mal o sólo le echamos la culpa al tiempo.

“Ahora, dirá que no tenemos conciencia”. No conteste, ni me inmute, al fin y al cabo era un crio revuelto en infantiles testosteronas que por suerte, y de esto estoy convencido, son jóvenes que tienen conciencia, porque están educados desde la información y tienen conocimiento y conciencia de lo que nosotros en otro tiempo carecíamos. Ellos saben lo que es el medioambiente, ellos saben del perjuicio que se causa a uno mismo a través del maltrato a la naturaleza, ellos han aprendido en libertad y saben más porque su saber ha sido en base a la lógica y métodos de enseñanza amparados por experto psicólogos, pedagogos y eruditos en la materia de enseñanza. Realmente son personas mejor preparadas y ellos serán los adultos bien aprendios. La desgracia de todo esto es que en el anonimato y dentro del grupo que los define no han aprendido a ser “héroes”, porque cuando uno está dentro de “la manada” se aborrica y se deja llevar hasta por lo que no creen, anulando su capacidad de decir no.


Cada edad tiene su momento y ser joven es un momento con un importante ingrediente de diversión. ¡Aprovechadlo!, pero no hay que olvida que el decir no, también es un momento que tiene su “punto”, y es bueno practicarlo.


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